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domingo, 8 de noviembre de 2009

CONCLUSION

Romper el círculo perverso migración-racismo-xenofobia



Resulta triste por decir lo menos que en los inicios del tercer milenio todavía sigamos hablando de discriminación, racismo y xenofobia, más grave aún es que la discriminación, el racismo y la xenofobia sean parte de la vivencia cotidiana de millones de seres humanos en el mundo actual.
Las historias de esta realidad están escritas en cuerpos de mujeres y hombres que ya sean refugiados, desplazados o emigrantes generalmente irregulares huyen de situaciones de violencia, discriminación y exclusión y muchas veces se encuentran con la discriminación, la xenofobia, el racismo y la exclusión en el ejercicio de sus derechos en los países en los que buscaban cambiar sus historias.
Restan muchos desafíos pendientes en el intento de romper el círculo perverso migración-racismo-xenofobia.

Ciertamente el respeto de la diversidad y la promoción de relaciones interculturales aparecen como una alternativa a la xenofobia y el racismo y a las diversas manifestaciones de discriminación.


Contamos con el marco referencial de la Declaración y Programa de Acción de Durban fruto de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las formas conexas de Intolerancia. Es una tarea necesaria el realizar el seguimiento del cumplimiento de compromisos.

Considero fundamental resaltar el rol de los centros educativos y los medios de comunicación en la construcción de una cultura de los derechos humanos que valorice la diversidad en toda su riqueza y propicie espacios de convivencia con la diferencia y construcción de equidad.

Es una tarea urgente el promover el mayor número de ratificaciones de la Convención Internacional sobre la protección de los derechos humanos de todos los trabajadores migratorios y sus familias, particularmente de los países receptores de emigrantes.

Estoy convencida que la labor esencial es reubicar la discusión de las políticas migratorias de los Estados en el marco de los derechos humanos. Parafraseando a Mármona recuperar el "derecho perdido" y exigir el cumplimiento por parte de los Estados de la protección universal de los derechos humanos a todo ser humano sin discriminación de ningún tipo en cualquier país en que se encuentre.


Este giro radical hacia una perspectiva de derechos humanos requiere sin duda de trabajo conjunto entre la sociedad civil y los Estados. Las universidades deberían jugar un rol fundamental en facilitar esos procesos. Resulta más que nunca urgente apuntalar procesos de integración regional en América Latina que marque un contrapeso en las relaciones de poder inequitativas entre países del norte y el sur hasta hoy vigentes en el orden internacional. Al mismo tiempo debemos fortalecer el trabajo organizativo que construya ciudadanía, que consolide la noción de sujetos de derechos, que aporte a la democratización y vigencia de los derechos humanos, que incida en políticas públicas en los países expulsores como receptores de emigrantes.

Creo que los derechos humanos se encarnan en la cotidianidad cuando son conocidos, re-conocidos, exigidos, conquistados y reconquistados permanentemente. Finalmente y dado que la discriminación en sus diversas manifestaciones es lo contrario al reconocimiento, respeto y valoración del otro u otra quisiera terminar citando a Octavio Paz quien nos plantea literalmente lo vital de esta relación.

"La vida no es de nadie, todos damos la vida-pan de sol para los otros, los otros todos que nosotros somos-, soy otro cuando soy, los actos míos son más míos si son también de todos, para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia".

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